Poemas de la última noche de la tierra
10/03/2019 Comentarios desactivados en Poemas de la última noche de la tierra
Charles Bukowski, Poemas de la última noche de la tierra. Traducción y prólogo de Eduardo Moga. DVD Ediciones, Barcelona, 2004.
Edición original: Yhe Last Night of the Earth Poems, 1992
LA ÚLTIMA NOCHE DE LA TIERRA
El mirlo de todos los años ha vuelto a visitar mi casa
y todavía sigo aquí.
Su música no cambia y eso ya lo he escrito.
Pero mi trabajo es constatar lo obvio
y eso es lo que el mirlo me viene a recordar.
El tiempo pasa, la gente se hace vieja, se muere,
por su propia mano o con ayuda.
Las palabras van bajando por el desagüe
de lo que alguien ha llamado la intrahistoria.
Todo fluye y se pierde, los ríos en el mar,
el mar en la inmensidad inabarcable del cosmos,
el cosmos en la nada de la que no debió salir.
Mientras tanto tecleamos.
Un sordo tamborileo contra siglos de muerte programada
y un futuro de certera incertidumbre.
Un batallón de patéticos amanuenses del olvido
exigiendo dos camisas para el camino hacia el patíbulo
Pero no es el frío el problema, sino el miedo.
Y es el mirlo, en su ignorancia, el que sabe la verdad.
Cumple sin la más mínima estridencia
el ritual que le ha impuesto la biología.
Luego morirá. Sin epitafios, como éste,
que se deshagan con una mueca indiferente
entre las llamas de la última noche de la Tierra,
cuando nadie entienda ya ningún significado,
si es que algo tuvo sentido alguna vez.
Roger Wolfe. Arde Babilonia, Editorial Visor
está oscuro
y hace frío
aquí
afuera.
Por recomendación de un poeta, superando numerosos prejuicios, me acerco a Bukowski, concretamente a sus últimos poemas, los Poemas de la última noche de la tierra. La lectura desordenada de los mismos, a lo largo de varios días y en diferentes momentos, me ha trastornado de alguna manera. Son poemas que, con sus ritmos irregulares, golpean algo dentro de nosotros.
Como dice en el prólogo su traductor, a Bukowski hay que conocerle, hay que conocer su trayectoria vital, para poder olvidarse de ella y alejarse así del personaje y poder penetrar, libres de prejuicios, en el fondo de sus poemas.
FONDUCHA
no habrás vivido
hasta que no hayas estado en una
fonducha
con una sola
bombilla
y 56 hombres
apretujados
en catres
todos roncando
al unísono,
con unos
ronquidos
potentes
y profundos,
increíbles:
oscuros
carraspeantes
asquerosos
infrahumanos
resuellos
del mismísimo
infierno.
son
sonidos
de muerte
que casi te revientan
el cerebro
y los
olores
entremezclados:
calcetines
acartonados y sucios
calzoncillos
meados y
cagados
y por encima de todo
un aire que apenas
circula
parecido al que
emana de un
cubo
de basura
destapado.
y los cuerpos
en la
oscuridad
gordos y
delgados
y
encorvados
algunos
sin piernas
sin brazos
algunos
sin cerebro
y lo peor de
todo:
la total
ausencia de
esperanza
los
amortaja
los cubre
por completo.
es
insoportable.
te
levantas
sales
andas por las
calles
arriba y
abajo por las
aceras
pasas por delante de edificios
das la vuelta a la
esquina
y vuelves
por
la misma
calle
pensando
esos hombres
han sido
niños
alguna vez
¿qué les
ha
pasado?
¿y qué me
ha pasado
a
mí?
está oscuro
y hace frío
aquí
afuera.
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