Lunas
16/04/2021 Comentarios desactivados en Lunas
Bárbara Jacobs, Lunas, Ediciones Era, México, 2010.
… huían vírgenes, solteras, madres, divorciadas, huían viudas, mártires, huían púberes, ricas, pobres, huían las abandonadas, alzaban enlazadas las manos pedían ingreso a las filas aisladas del silencio las mujeres
Hacen falta muchas llaves diferentes para poder penetrar en todas las estancias a las que se puede acceder leyendo esta novela.
Paradójicamente las protagonistas de esta novela, en la que el protagonista es un hombre de apellido Lunas, son cuatro mujeres. Tres de ellas son las supuestas autoras de las tres partes en que se divide la novela y la cuarta es la viuda del “protagonista”. Las cuatro prestan sus voces al único hombre. Las cuatro son las lunas que giran en torno al único sol, paradójicamente llamado Pablo Lunas.
Bárbara Jacobs se siente culpable. Se siente culpable no tanto de verse a sí misma con una identidad subalterna por el hecho de ser mujer, sino sobre todo, por sentir que otras mujeres son subalternas y subordinadas a algún hombre, sólo porque son mujeres. Las mujeres son lunas que no tienen luz propia. Su luz procede del sol, en torno al cual giran. Pero también Lunas es el apellido del profesor cuya biografía pretenden escribir las autoras de las dos primeras partes del libro, y Luna es el apellido del antipapa Benedicto XIII que también tiene un pequeño papel en la obra.
Bárbara Jacobs, cuando no está soñando está inventando sueños o se los está imaginando, porque llegó a darse cuenta “de que también son reales los sueños que son imaginarios”. Imagina sueños en los que ella sueña que está inventando sueños y en los que aparecen personajes que sueñan y que cuentan sus sueños. Sueños, literatura… literatura, sueños… Sueños que le sirven a la autora para reflexionar sobre el acto de escribir y de leer y que ayudan al lector ha reflexionar sobre lo que hace cuando lee… porque, para ella, “es más indescifrable y ambigua la realidad que los sueños”. La escritura es para Bárbara Jacobs una terapia que le ayuda a liberarse de sus angustias, de sus dudas y de sus terrores, a buscarse a sí misma y a tratar de entenderse y de entender al mundo que le rodea, de comprender el mal, la relación entre la emoción y la razón… aunque quizá en realidad le ayude a conformarse con renunciar a tratar de entender nada.
Pablo Lunas, profesor de Literatura y escritor ágrafo, sobre el que escriben tres mujeres, da consejos a sus alumnos sobre la escritura y sobre la vida, que recuerdan por su tono al Juan de Mairena de Machado, al que incluso se refiere explícitamente como su “maestro”, e incluso a las Cartas a Lucilio de Séneca; pero sobre todo sueña y sueña que sueña…
Sueños y pesadillas con una música de fondo, elboleroderavel, el quejumbroso y monótono sonido que se repite una y otra vez, con un poco más de fuerza cada vez…
La novela está llena de referencias y claves que vinculan a Pablo Lunas, el profesor de literatura, con la propia Bárbara Jacobs. Bárbara Jacobs, en Rumbo al exilio final, recuerda que la primera vez que le publicaron un pequeño cuento fue el mismo día en que votaba por primera vez en unas elecciones. En esta ocasión es a Lunas a quien le ocurre esto: “El escritor se ve en letra impresa por primera vez casualmente la primera vez que vota como ciudadano, celebra jubiloso el azar, la coincidencia en la mayoría de edad, pero duda si haber publicado por primera vez la primera vez que, además, votó, fue destino o elección.”
Hay también algunas referencias explícitas a Rayuela, una novela que fue clave en la formación de la autora. El capítulo “Después de tomar el té con Aurora” es un homenaje a Rayuela. En él, Lunas sueña con un amigo a quien visita en el psiquiátrico y buscando la salida del manicomio, como ocurre en los capítulos 54 y 55 de Rayuela, accede al sótano donde se encuentra la morgue: “Es más fácil para el amigo de Lunas salir de la locura que para Lunas del psiquiátrico al que lo fue a visitar. Cuando por fin se abrió la puerta de salida, donde se encontró Lunas fue en el sótano frente a un letrero con una flecha que indicaba que la morgue estaba al fondo del pasillo”.
Dentro del montacargas la luz era vagamente azul y se bajaba con un zumbido de science-fiction. En el sótano no había nadie vivo, pero una de las puertas del refrigerador estaba entornada y por la ranura salía un chorro de luz. Talita se paró en la puerta, con una mano contra la boca, mientras Oliveira se acercaba. Era el 56, se acordaba muy bien, la familia tenía que estar al caer de un momento a otro. Desde Trelew. Y entre tanto el 56 había recibido la visita de un amigo, era de imaginar la conversación con el viejo de la paloma, uno de esos seudodiálogos en que al interlocutor lo tiene sin cuidado que el otro hable o no hable siempre que esté ahí delante, siempre que haya algo ahí delante, cualquier cosa, una cara, unos pies saliendo del hielo.
Rayuela, cap. 54
Otras referencias son más explícitas: “Es nada más una frontera -alegaba Lunas. Razonaba que no era en lo mínimo cuestión de precipicio ni de vacío tranquilizar a su amigo que no encontraba la tranquilidad, mucho menos cuando procuraba entenderla, y los dos sabían que ni Traveler ni Oliveira se habrían extrañado de que ellos dos hubieran dejado de tratar de entender.”
Algunos de los consejos que Lunas daba a sus alumnos:
“Dejen ya de pensar en sus propios problemas, grandes o pequeños, y lean. Piérdanse en los mundos de los problemas de los demás.”
“Un escritor se busca en todo lo que escribe. Pero al escribir una biografía se retrata de algún modo dentro del retratado.”
Según él, cuanto un escritor escribe es una aproximación a su autobiografía. “Se busca a sí mismo”, aventuraba. “Va tras su propio origen y, me atrevo a añadir, se dirige a enfrentar su destino.”
“Prefiero la expresión artística que nace de las emociones a la que se produce a partir solamente del razonamiento, por más inteligente, culto, lúcido y hasta brillante que éste pueda ser pues -sostenía- en arte, concedo valor a la incertidumbre y al riesgo de la equivocación.”
Pensar -sentenció- invariablemente conduce a la duda. Y la duda, jóvenes, siempre que no sea excesiva, es lo que prolonga y da sentido a la existencia…
“Si, hartos, reemplazan la bicicleta con una escoba”, sugería, “no vuelen, amigos queridos, ¡barran!”
En la página 222, atribuye a Paul Verlaine unos versos que pertenecen a la Oda al gato de Pablo Neruda:
Pero el gato
Quiere ser sólo gato
Y cada gato es gato
Del bigote al rabo.
p. 312:
Parece que siglos atrás, pero en este mismísimo recinto de Benifassà, un Luna o Lunas se vio forzado a refugiarse. Era un papa cismático, un humanista, un activo luchador en el perpetuo, y siempre derrotado, rescate de los verdaderos valores, los valores del espíritu, una lucha que previsiblemente convirtió a este papa Luna o Lunas en un proscrito.

p. 320:
Entre enciclopedias y diccionarios, destacaba el libro de los libros para Aurora, Alicia en el país de las maravillas, cuento, alegoría, diario, autobiografía, sátira, biografía, crónica y práctica de una teoría del juego. De sus páginas, asomaba una lámina protegida que no necesité entresacar y ver completa de forma directa para saber que se trataba de una reproducción del dibujo en el que John Tenniel muestra a Alicia encogida y atrapada debajo de la mesa en casa del Conejo, ilustración que, después de todo y a pesar de todo, desde que recuerdo presidió los objetos que llenaban la mesa ante la que durante décadas mi tía desempeñó el papel voluntario de asistente de su esposo…

p. 350:
(hubo otros, pienso en guillaume bélibaste, heterodoxo que huyó a francia con seguidores – vivían como pastores o como buhoneros – un espía lo encontró y con engaños lo llevó hasta el pallars, donde lo hizo apresar – luego lo quemaron vivo en villerouge, en termenès a la vista del prójimo)
p. 358:
Todos somos víctimas del mal, Marel. A todos nos invade, a cualquiera. A todos nos atrapa y nos manipula a su capricho. La fuerza maligna nos domina. No sabemos cómo ni cuándo nos elige, a uno, a cualquiera, para representarlo, para dañar en su nombre y representación. Todos, cualquiera, somos agentes del dolor, lo propiciamos para que la humanidad siga siendo sufriente. Es su sino.
Bibliografía:
- Nilo Palenzuela, “Vuelta a la novela, vuelta a la vida”, Revista de la Universidad de México
Fuga del gatto
11/04/2021 Comentarios desactivados en Fuga del gatto
Y el recuerdo de Domenico Scarlatti, que atribuye en parte la composición de su Fuga en sol menor a su gato (¿y no es la luna un sol menor?). Esa Fuga de Scarlatti es inolvidable, lleva doscientos cincuenta años de inolvidable a través de Oriente y de Occidente. El anónimo gato de Scarlatti recorrió las teclas del clavecín o clavicémbalo, pisándolas, arañándolas, con sus patas compuso notas, ejercicios, sonatas, de Nápoles a Madrid, de Nápoles a Lisboa, a Madrid, de un siglo a otro el gato.
Bárbara Jacobs, Lunas
Paraíso de los gatos
11/04/2021 Comentarios desactivados en Paraíso de los gatos
Christus in de Limbus
11/04/2021 Comentarios desactivados en Christus in de Limbus

Quiso pintar el techo y borrarlo todo, los banquetes, los pueblos conquistados por el enemigo, la tinta china, a los reyes haciendo cola y transformándose en mujeres, a los ladrones, a los asesinos, a los forasteros, borrar la prisa, el barro fresco, las duplicaciones grabadas en la corteza de su cerebro.
Bárbara Jacobs, Lunas
Rumbo al exilio final
07/04/2021 Comentarios desactivados en Rumbo al exilio final
Bárbara Jacobs, Rumbo al exilio final, Ediciones Era, México, 2019.
Leer escribir son mis mejores maneras de estar en el mundo, de comunicarme conmigo misma y con los demás.
"Leer, escribir, nota bene, leer, escribir, sin la conjunción y en lugar de la coma entre los dos verbos transitivos y, mucho menos, mucho menos, con la disyunción o entre las dos acciones que forman mi vida, mi conquistada primera naturaleza, leer, escribir, digo, leer, escribir podría bien ser mi epitafio, la síntesis de mi identidad, mi identidad unificada." Así, con sus propias palabras, podría resumirse la autiobiografía intelectual que Bárbara Jacobs ofrece a sus lectores en las pocas páginas (poco menos de 100) con las que no se despide de la escritura, mucho menos de la lectura. Tal como ella misma confiesa tiene todavía mucho por leer, sobre todo por releer, y esperamos, y deseamos, que también por escribir. Una vida en torno a la lectura y a la escritura. Escribe sobre su escritura, pero sobre todo sobre sus lecturas, sobre las lecturas que fueron importantes en su formación como escritora y sobre las que le sirvieron en la búsqueda de respuestas a las preguntas que le formulaban otras lecturas o su propia escritura...
Sobre la importancia que tuvieron algunas lecturas en su formación, destaca dos: Rayuela y La Oveja negra y demás fábulas:
«Así como digo que mi lectura de Rayuela fue la mitad del parteaguas en mis lecturas, en mi conocimiento del mundo, de la vida, de la lengua, del arte, de la literatura, de las posibilidades de la escritura, puedo sostener que La Oveja negra y demás fábulas fue la otra mitad del parteaguas en mi formación. Y si, como insisto, Julio Cortázar fue el destapacorchos que explosivamente dejó salir la literatura de la botella que la contenía, enredada, en mi interior, Augusto Monterroso fue el atornillador que fijó y pulió esa explosión de literatura que Cortázar y su novela habñían desatado en mí. Cortázar y Monterroso, que se conocieron personalmente y que fueron amigos cercanos, para mí conjuntamente establecieron la referencia indivisible, armoniosa y equilibrada, de todas las actitudes, enseñanzas y posibilidades de la literatura en que ha consistido mi formación.»
p. 47
Las bailarinas se alejan
05/04/2021 Comentarios desactivados en Las bailarinas se alejan
Mi cuento «Las bailarinas se alejan» apareció en el número de julio de 1976, a mis veintiocho años. Y en estos momentos en que acabo de releerlo confirmo que el pasado está en el presente y el presente está en el futuro, reflexión que, si no me explica enteramente mi vida, me recuerda que, si hay algo a lo que debo tenerle confianza es a mi vida, si hay algo en lo que no debo perder la confianza nunca es en mi vida. La protagonista del cuento es una señora de setenta años de edad, que es la edad que yo tengo ahora, que la última noche del año brinda por su pasado ante el espejo. Había tenido un sueño en el que unas bailarinas que se subían a un tren se despedían de ella con tres palabras, «Esperanza, Alegría, Desilusión». Cuando desde el andén ella alcanza a preguntarles qué le quieren decir con semejante despedida, el tren se pone en marcha y se aleja, imposibilitado ya de detenerse.
Bárbara Jacobs, Rumbo al exilio final, p. 84
Doce cuentos en contra
22/06/2020 Comentarios desactivados en Doce cuentos en contra
Bárbara Jacobs, Doce cuentos en contra, Ediciones La Palma, Madrid, 1996
Primera edición: Doce cuentos en contra, Martín Casillas Editores, México, 1982
Un escritor es el depositario perfecto de todo aquello de lo que los demás se quieren deshacer. Recuerdos, miedos, rencores, ambiciones, deseos, errores, frustraciones.
Precedidos por un enigmático epígrafe “eio ee eio”, estos doce cuentos “en contra” son los primeros que publicó, con más de treinta años, aunque llevaba escribiendo cuentos desde los doce. Uno de los doce cuentos, “Dacti dung baal”, es aún más enigmático que el mencionado epígrafe. Sobre este cuento, el poeta mexicano Federico Patán, en una reseña que hizo de este libro de cuentos en julio de 1982, decía lo siguiente: “es un texto que, lo confieso, me ha dejado a oscuras. Lo interpreto así: inventar un idioma para todos incomprensible y procurar, a través de medios como la puntuación, los signos de interrogación, la división en párrafos, etcétera, crear una atmósfera; matar la semántica de las palabras y buscar la semántica de otros medios de expresión, todo dentro del lenguaje. Interesante a secas; y sigo, pese a todo, a oscuras”.
Bárbara Jacobs se define a sí misma como una coleccionista de intimidad, y eso es precisamente lo que hace en estos doce cuentos: coleccionar intimidades. Como dijo en una entrevista, ella escribe para poner orden en el caos de sus emociones. Leer los cuentos de Bárbara Jacobs y apropiarse de ellos transforma nuestras miradas hacia lo que nos rodea.
Vida con mi amigo
21/11/2019 Comentarios desactivados en Vida con mi amigo
Bárbara Jacobs, Vida con mi amigo, Alfaguara, 1994
A partir de la tarde en que conocí a mi amigo, dejó de haber descanso para mí. Leía todo el tiempo; leía de todo…
… acoger la alegría como una actitud en la vida, la felicidad como un ejercicio, no es fácil.
Diálogos con su amigo, Tito Monterroso, en los que se revela el ingenio de éste y la gozosa escritura de la autora mientras hablan de literatura, de autores y de la vida… todo en medio de la lectura constante… Frente a la ansiedad que provoca la vida, la felicidad como ejercicio constante. La felicidad como esfuerzo, visitando lugares y lecturas, una y otra vez…
La dueña del Hotel Poe
15/11/2019 Comentarios desactivados en La dueña del Hotel Poe
Bárbara Jacobs, La dueña del Hotel Poe, Navona Editorial, Barcelona, 2016
Si toda la gente es impenetrable, un escritor lo es más. Su verdad se oculta en el origen de un remolino interior que gira sin fin en su centro vital.
… una vez que se convierta en libro, la fiesta cobrará vida siempre que sea leída.
La autora, una mujer de sesenta años que “en su vida anterior fue una escritora involutiva y atada, y en su vida actual se está construyendo a sí misma como una escritora evolutiva y desatada”, crea una ficción en la que su protagonista crea la realidad, aboliendo por completo las fronteras entre realidad y ficción. No construye una novela si no que nos entrega algunos de los materiales con los que construir una novela. Quien construye la novela es el lector. En los materiales que elabora la autora se adivinan las transformaciones de la autora durante el proceso de creación de la novela que el lector tiene que construir con los retales que ella va dejando.
Disfruta con los juegos de palabras, como cuando habla de las abejas que hacen “miel contra la hiel” “en medio del remedio intermedio en el que parece que le parece que mece y acontece”… “¿Qué pasa? Hilos de gasa, eso pasa.”
La ley es igual para todos
03/11/2019 Comentarios desactivados en La ley es igual para todos
… La ley en su majestuosa justicia prohíbe tanto a ricos como a pobres dormir bajo los puentes y pedir limosna por las calles…
Bárbara Jacobs, Las hojas muertas
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