Perderse

13/11/2021 Comentarios desactivados en Perderse

Annie Ernaux, Perderse, Traducción de Lydia Vázquez Jiménez, Editorial Cabaret Voltaire, 2021

Edición original: Se perdre, Éditions Gallimard, 2001

Ninguna otra solución, aparte del trabajo intelectual, o perderme.

Una mujer que desea perderse, en el amor, en el sexo… y en la escritura. Éste es el diario de una mujer obsesionada. El diario de una mujer enajenada. Es dolor escrito, el dolor de una espera carente de esperanza. Una búsqueda de sí misma, de sus pasiones, sus deseos, sus angustias y, sobre todo, de la absoluta necesidad del cuerpo del otro en el que poder “perderse”, como se pierde en la escritura. No podía hacer otra cosa que esperar la llamada telefónica del hombre cuyo cuerpo desea de forma obsesiva.

No es una historia de amor, es la historia de un enamoramiento apasionado que no es correspondido más que en forma de satisfacción sexual. Es el diario de una mujer absolutamente seducida por el cuerpo de un hombre del que no puede prescindir. Una mujer obsesionada que siempre espera, aun sabiendo que no hay nada que esperar (“le pire, c’est de continuer à attendre alors qu’il n’y a plus rien à attendre”), algo más, un poco de cariño, un poco de amor, pero que se conforma con ser necesitada, con excitar al otro.

Annie Ernaux tiene la valentía de poner por escrito sus deseos sexuales y las formas en las que estos son satisfechos, algo que las mujeres siempre han tenido que ocultar, aunque los hombres puedan hacerlo con total naturalidad y sin exponerse a ninguna crítica.

p. 40:
La sombra de la verdad solo puede darse en la escritura, no en la vida.

p. 78:
Sé muy bien que lo que me hace escribir es eso, la falta de realización del amor, ese abismo.

p. 82:
Evidencia: objetivamente, las cosas del sexo, los gestos, son los mismos cuando se está enamorado que cuando no se está enamorado.

p. 164:
Ninguna otra solución, aparte del trabajo intelectual, o perderme.

p. 198:
No puedo decir que los hombres me pierden, es mi deseo el que me pierde, la sumisión a (o la búsqueda de) algo terrible, que no entiendo, nacido en la unión con un cuerpo, y desaparecido justo después.

p. 199:
Lo sabía, pero mientras no se dicen (o escriben: en literatura sin rodeos, ni alusiones), las cosas no existen.

p. 250:
He querido hacer de esta pasión una obra de arte en mi vida, o más bien esta relación se ha convertido en pasión porque he querido que fuera una obra de arte.

p. 261:
… sé que no estoy ya en su mundo de gloria o de sufrimiento por la escritura, sino en el de la piel, del dolor y del deseo por alguien.

p. 330:
Lo más terrible es que en el pasado buscaba a un hombre para “estabilizarme”, para contar con una fraternidad. Ahora lo busco únicamente por el amor, es decir, lo que más se parece a la escritura, por la pérdida de mí misma, la experiencia del vacío colmado.

Panza de burro

05/11/2021 Comentarios desactivados en Panza de burro

Andrea Abreu, Panza de burro, Presentación de Sabina Urraca, Editorial Barrett, 2021

Fotografía de la cubierta: Alessandra Sanguinetti

Los perros ladraban.
El sol rajaba las piedras.

No es la primera autora que trata de trasladar la oralidad, la manera de expresarse en su entorno más inmediato, a la escritura. Lo hace de forma extraordinaria. Recuerdos de infancia trasladados a la escritura con la naturalidad y la frescura con la que podrían ser recordados junto a su amiga. Recuerdos sobre los que pesa, como una panza de burro, el cielo permanentemente nublado de los veranos en la ladera norte del Teide.

p. 85:
Ella no tenía miedo de que la dejasen de querer. Decía lo que le apetecía cuando le daba la gana.

p. 98:
Yo me preguntaba cómo ella sabía tantas cosas que yo no sabía y entonces me ponía triste porque pensaba que yo no tenía tristeza propia, que mi tristeza era la de ella pero dentro de mi cuerpo, una tristeza como de imitación, dos tristezas duplicadas, la marca falsa de una tristeza, esa era yo, porque yo no tenía razones por las que estar triste pero me las inventaba.

p. 99:
Yo me aburría mucho pero no me iba, pero me quedaba al lado de ella escuchando su silencio. Como cuando los maridos se sientan a ver el fútbol y las mujeres los acompañan aunque no les interese, porque los maridos están tristes con la vida y el trabajo en el Sur y hay que estar con ellos porque es obligación.

p. 136:
Y vi el mar, el mar y el cielo que siempre parecían la misma cosa, la misma masa gris y espesa de todos los días. Se me ocurrió que la tristeza de la gente del barrio eran las nubes, las nubes clavadas en la punta del cogote, en la parte más alta de la columna vertebral, a la hora de la novela.

Camí de sirga

01/11/2021 Comentarios desactivados en Camí de sirga

Jesús Moncada, Camí de Sirga, La Magrana, 2001

Primera edición: Edicions de La Magrana, 1988

Al que vingui a enderrocar-la (per escriure a la porta de ca meva). Enruna-la, si cal,
però sense escarnir-la.
El que els teus ulls prendran per argamassa i pedra
és dolorida pell d’uns altres dies;
allí on no sentiràs sinó el silenci
nosaltres hi escoltem les antigues paraules.”

JESÚS MONCADA

Por el camino de sirga, río arriba, Jesús Moncada extrae retazos de la memoria de un pueblo que fue tragado por las aguas. Recompone poco a poco, como si fueran las piezas de un rompecabezas, las ruinas de la memoria del viejo pueblo de Mequinenza. Formas de vida que desaparecieron para siempre en nombre el “progreso”. Lo hace con un lenguaje extraordinario y riquísimo, plagado de expresiones populares, frases hechas y refranes del catalán, tal como se hablaba en el pueblo viejo y tal como se habla todavía en el pueblo nuevo de Mequinenza.

Dieciocho años ha estado este libro esperándome. Fue un regalo de los que no se olvidan nunca. Era el mes de septiembre del año 2003. Un año en el que cambiaron muchas cosas. El libro se quedó a la espera del momento oportuno. Por fin ha llegado ese momento en este año 2021, segundo de la peste, en el que también han cambiado muchas cosas y en el que se intuye que van a cambiar muchas más. Todas a peor. Estamos viviendo el final de algo, tal como les ocurrió a los vecinos de Mequinenza durante aquellos años trágicos que quedan reflejados en la novela de Jesús Moncada.

algunas páginas sobre esta novela:

W. G. Sebald en el corazón de Europa

29/10/2021 Comentarios desactivados en W. G. Sebald en el corazón de Europa

Cristian Crusat, W.G. Sebald en el corazón de Europa, Wunderkammer, 2020

Maquetas y relicarios textuales, los libros de Sebald -una suerte de Tácito encerrado en un cuarto de revelado fotográfico- representan una resistencia contra el gigantismo de la época, la aceleración del ritmo de vida y la mudanza de los mecanismos de poder, control y conocimiento. Su poética deambulatoria fundó una ética de la miniatura, la pequeñez y lo inadvertido que representa también toda una ética literaria: al contemplar una imagen durante un buen tiempo, ciertas cosas emergen. A su modo, Sebald redistribuyó las proporciones del paisaje europeo, presentándolo a una escala renovada, conflictiva y no menos desasosegante, si bien radicalmente verdadera.

Crusat, como Sebald, es un viajero tranquilo que se adentra en el corazón de Europa a través de la geografía y de los textos de Sebald y de otros autores. Viaja lentamente por sus lecturas, explorando pacientemente los textos que recorre, siguiendo una trama compuesta por multitud de hilos con los que teje sus reflexiones, sus puntos de vista, para dar forma a un relato que recuerda a los del propio Sebald.

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Austerlitz

23/10/2021 Comentarios desactivados en Austerlitz

W.G. Sebald, Austerlitz, Traducción de Miguel Sáenz, Anagrama, 2013.

Edición original: Austerlitz, Carl Hanser Verlag, Munich, 2001

En los libros de W. G. Sebald, un narrador que lleva el nombre de W. G. Sebald —según se nos recuerda en forma ocasional— viaja para rendir cuenta de la evidencia de una moral en la naturaleza, retrocede ante las devastaciones de la modernidad, medita en torno a los secretos de vidas oscuras. En alguna jornada de investigación, lanzado por algún recuerdo o noticia de un mundo perdido sin remedio, él recuerda, invoca, alucina, lamenta.

SUSAN SONTAG, “W. G. SEBALD: EL VIAJERO Y SU LAMENTO

No me parece, dijo Austerlitz, que comprendamos las leyes que rigen el retorno del pasado, pero cada vez me parece más como si no hubiera tiempo, sino diversos espacios, imbricados entre sí, entre los que los vivos y los muertos, según el talante en que se encuentren, van de un lado al otro, y cuanto más lo pienso tanto más me parece que nosotros, los que todavía nos encontramos con vida, a los ojos de los muertos somos irreales y sólo en determinadas condiciones de luz y requisitos atmosféricos, resultamos visibles.

Austerlitz es la tragedia del siglo XX, la tragedia de Europa… y la tragedia de la progresiva extinción de nuestra capacidad para recordar quiénes somos y de donde venimos.

Frente al desarraigo impuesto por la modernidad, Sebald escribe buscando la autenticidad, lo que une a los humanos con el resto de la naturaleza… Literatura de resistencia contra la desmesura, el gigantismo y la aceleración de la modernidad. Alguien lo dijo en algún lugar: Sebald escribe sus libros como si estuviera cuidando su jardín. También lo hace como si fuera reconstruyendo un rompecabezas con piezas diferentes de diferentes materiales, con formas diferentes y con lenguajes diferentes.

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Los anillos de Saturno

22/10/2021 Comentarios desactivados en Los anillos de Saturno

W.G. Sebald, Los anillos de Saturno. Una peregrinación inglesa, Traducción de Carmen García Gómez y Georg Pichler, Anagrama, Barcelona, 2021

Edición original: Die Ringe des Saturn, Vito von Eichborn GmbH & Co., Frankfurt am Main, 1995

Toda la civilización de la humanidad, desde sus comienzos, no ha sido más que un ascua que con el paso de las horas se torna más intensa, y de la que nadie sabe hasta qué punto se va a avivar y cuándo se va a extinguir.

Sebald camina y mientras camina hace un doble, incluso triple, viaje. Viaja sobre la superficie de la tierra, pero también viaja por sus recuerdos, sus pensamientos, sus intereses, sus investigaciones. El tercer viaje que realiza este singular caminante es a través de los acontecimientos, personas y lugares a los que le llevan sus reflexiones. Como los anillos de Saturno que están formados por multitud de fragmentos que giran alrededor de un centro, las reflexiones y recuerdos de Sebald son fragmentos que giran siempre alrededor de la miseria y la crueldad del ser humano, de todo aquello que constituye y da forma a la civilización humana. En cada eta de su camino se encuentra con el recuerdo de otros caminos y otros viajes en los que la civilización y la naturaleza se hacen visibles desde la distancia.

Todo lo que es humano le interesa y por eso fija su atención en el mal, el desorden, el caos, pero al mismo tiempo rechaza todo aquello que es desmesurado, que se aleja de la escala de lo humano. La literatura de Sebald es un antídoto contra la banalidad y la superficialidad que caracterizan la cultura actual.

Elizabeth Brown: Just Visible in the Distance

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El Estado contra la democracia

17/10/2021 Comentarios desactivados en El Estado contra la democracia

David Graeber, El Estado contra la democracia, Traducción de David Muñoz Mateos, Errata Naturae, 2021

Edición original: La démocratie aux marges, «La Bibliothèque du Mauss», 2014

Por su propia naturaleza, los Estados no pueden ser democratizados de un modo real. Al fin y al cabo, no son otra cosa que formas de organizar la violencia.

El poder siempre modifica el significado de las palabras en su propio beneficio. Los Estados modernos eligieron la palabra democracia para configurar un sistema de gobierno supuestamente representativo más parecido a la república romana que a la democracia ateniense. En este ensayo, David Graeber analiza el significado y la historia de una palabra, democracia, así como la invención de lo que se ha llamado “cultura occidental”. También indaga en los distintos significados que se han atribuido a lo largo del tiempo a la palabra democracia, así como la existencia de espacios con diversos niveles de improvisación democrática. Estos espacios se han solido configurar a lo largo de los tiempos en territorios marginales en los que se daban y se dan procesos igualitarios de toma de decisiones, generalmente fuera del control del Estado. Se nos ha querido hacer creer que democracia equivale a votar, cuando en realidad los sistemas igualitarios de toma de decisiones se caracterizan por basarse en el consenso, ya que para que una mayoría se imponga sobre una minoría deben existir mecanismos de coerción sistemática capaces de imponer una decisión. Estos mecanismos son los que garantiza el Estado. La auténtica democracia se ejerce siempre en los márgenes del Estado.

Una novela que comienza

17/10/2021 Comentarios desactivados en Una novela que comienza

Macedonio Fernández, Una novela que comienza, Prólogo de Alicia Borinsky, Epílogo de Gastón Segura, Drácena Ediciones, 2021.

Primera edición: Ediciones Ercilla, Santiago de Chile, 1941

… si nos pusiéramos a desmontar los ingredientes de su novela, hallaríamos que circulan por un triple cauce: el del teórico que indaga, el del humorista que disimula la trascendencia bajo una actitud de sorpresa y el del poeta que persigue las entrañables relaciones que flotan invisibles entre las cosas.

Gilberto González y Contreras, “Una novela que comienza, por Macedonio Fernández”, Revista Iberoamericana, Vol. VII, Núm. 14, Febrero 1944

Libre sin límite sea el arte y todo lo que le sea ajeno, sus letras, sus títulos, el vivir de sus cultores. Tragedia o Humorismo o Fantasía nada deben sufrir de un Pasado director ni copiar de una Realidad Presente y todo debe incesantemente jugar, derogar.

Macedonio Fernández es, y quiere ser, un renovador de la novela. Esta es realmente una novela que comienza y que seguirá escribiendo el resto de sus días para ir configurando lo que al final será el museo de la novela de la Eterna… Con un lenguaje barroco, que por momentos parece querer seguir los pasos de San Juan de la Cruz, construye un texto endiabladamente complejo en el que las reflexiones sobre el sentido de la vida y el comportamiento humano pierden toda su trascendencia gracias a un fino y complejo sentido del humor. Macedonio escribe para que el lector se convierta en autor. Él se limita a dejar materiales que provoquen al lector.

Sorprende que en una edición, que pretende ser cuidada y elegante, haya tantas erratas. Algunas de ellas son estas:

En la página 17: “de modo que juntamos es contentarnos” en lugar de “de modo que juntarnos es contentarnos”.
En la página 41: falta cerrar el paréntesis al final del párrafo: “de ninguna de las maneras de aplaudir.)”
En la página 44: “en cieno modo” en lugar de “en cierto modo”.
En la misma página: “con obligamos a vivir” en lugar de “con obligarnos a vivir”.
En la página 46: “yo llegue creo a integrar” en lugar de “yo llegué creo a integrar”.
En la página 49: “Demencial igual antivital” en lugar de “Demencial igual a antivital”.
En la página 64: “lo peor que puede ocurrimos” en lugar de “lo peor que puede ocurrirnos”.
En la página 92: “di con él y me enfrente” en lugar de “di con él y me enfrenté”.
En la página 118: “se mire cómo se quiera mirar” en lugar de “se mire como se quiera mirar”.

Y como no hay forma de ponerse en contacto con la editorial (su web no funciona, no encuentro ningún email y en la cuenta de twitter no se les pueden enviar mensajes), quedan aquí registradas.

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La analfabeta

12/10/2021 Comentarios desactivados en La analfabeta

Agota Kristof, La analfabeta. Relato autobiográfico, Traducción de Juli Peradejordi, Prólogo de Josep Maria Nadal Suau, Ediciones Alpha Decay, Barcelona, 2015

Edición original: L’Analphabète, Recite Autobiographique, Editions Zoé, 2004

… uno diría que en La analfabeta Kristof no narra sino que se limita a dejar caer un peso tras otro sin hacer una sola mueca.
[…]
Agota Kristof está imaginando su condición en La analfabeta. ¿Y cómo escribirla, sino pobremente, con un francés a tientas?
[…]
En La analfabeta, Kristof se muestra como una desarraigada, y su escritura también.

JOSEP MARIA NADAL SUAU

¿Cómo habría sido mi vida si no hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre, pero también menos solitaria, menos rota; quizá feliz.

El desarraigo del exilio está presente en la escritura de Agota Kristof. Escribió en una lengua que no era la suya, a tientas, con frases que son como martillazos remachando un clavo… Agota Kristof escribe sobre el dolor del abandono, de la pobreza, de la soledad, de la tristeza, del exilio, con palabras que golpean, pero no lo hace con crueldad. Golpea con dulzura.

p. 44:
Me dejé en Hungría mi diario de escritura secreta, y también mis primeros poemas. También dejé a mis hermanos, mis padres; sin avisarles, sin despedirme de ellos, sin decirles adiós. Pero sobre todo, ese día, ese día de finales de noviembre de 1956, perdí definitivamente mi pertenencia a un pueblo.

p. 47:
¿Cómo habría sido mi vida si no hubiera dejado mi país? Más dura, más pobre, pero también menos solitaria, menos rota; quizá feliz.

p. 48:
Para escribir poemas, la fábrica está muy bien. El trabajo es monótono, se puede pensar en otras cosas y las máquinas tienen un ritmo regular que ayuda a contar los versos.

p. 49:
… jornadas de trabajo tristes, veladas silenciosas, esta vida solidificada, sin cambios, sin sorpresas, sin esperanza.

p. 50:
… si estoy triste, es más bien a causa de esa excesiva seguridad en mi presente y porque no tengo nada más que hacer salvo pensar en el trabajo, la fábrica, las compras, la colada, las comidas y nada más que esperar que los domingos para dormir y soñar un poco más con mi país.

p. 54:
… uno se hace escritor escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe en lo que escribe.

p. 57:
No he escogido esta lengua. Me ha sido impuesta por el destino, por la suerte, por las circunstancias. Estoy obligada a escribir en francés. Es un desafío. El desafío de una analfabeta.

El ojo

11/10/2021 Comentarios desactivados en El ojo

Vladimir Nabokov, El ojo, Traducción de Juan Antonio Masoliver Ródenas, Anagrama, 1999

Edición original en ruso: Soglyadati, serializado en “Sovremenny Zapiski”, Paris, 1930
1ª edición en inglés: The Eye, Traducción de Dimitri Nabokov, Phaedra, New York, 1965

Ilustración de la cubierta: Portrait of the Marquis d’Afflitto (Tamara de Lempicka, 1925)

Me he dado cuenta de que la única felicidad en este mundo consiste en observar, espiar, acechar, escudriñarse a uno mismo y a los demás, no ser más que un gran ojo, ligeramente vítreo, algo inyectado en sangre, imperturbable. Juro que esto es la felicidad.

La calle se prolongaba en el espejo lateral contiguo al escaparate, pero no era más que una prolongación ilusoria: un coche que había pasado de izquierda a derecha desapareció repentinamente, si bien la calle lo esperaba imperturbable; otro coche que se había estado acercando en sentido contrario, desapareció también: uno de los dos había sido sólo un reflejo.

Nabokov es un embaucador y en esta breve novela queda patente. Toda la novela es un juego de espejos que proporcionan diferentes visiones de lo mismo, con las que el autor juega para divertirse. La realidad y los reflejos de la realidad se confunden incluso para el ojo que todo lo escudriña… Esta novela, escrita en 1930, es probablemente el manantial en el que han bebido escritores como Borges y Bolaño. Nabokov no desaprovecha la ocasión para manifestar su pensamiento crítico con la ironía que le caracteriza en todas sus obras.

p. 30-31:
… un hombre que ha optado por la autodestrucción está muy alejado de los negocios mundanos, y sentarse a escribir su testamento sería, en ese momento, un acto tan absurdo como darle cuerda al reloj ya que, junto con el hombre, todo el mundo queda destruido; la última carta se convierte inmediatamente en polvo y, con ella, todos los carteros; y se desvanecen como el humo los bienes legados a una progenie inexistente.

p. 31:
… la imaginación de lo ilícito tiene un alcance limitado.

p. 31:
¿tener miedo del negro sueño aterciopelado, de la oscuridad uniforme, mucho más aceptable y comprensible que el abigarrado insomnio de la vida? Absurdo: ¿cómo se podía tener miedo de eso?

p. 35:
Porque ahora sabía que después de la muerte el pensamiento humano, liberado del cuerpo, continúa moviéndose en una esfera donde todo está interconectado como antes y tiene un grado relativo de sentido, y que el tormento de un pecador en el otro mundo consiste precisamente en que su mente tenaz no puede encontrar sosiego hasta que no consigue desenmarañar las complejas consecuencias de sus imprudentes acciones terrestres.

p. 39:
Es tonto buscar una ley básica; todavía más tonto encontrarla. Un hombrecillo mezquino decide que todo el curso de la humanidad puede explicarse en términos de los signos del zodíaco, que giran insidiosamente, o como una lucha entre una barriga vacía y otra llena; contrata a un filisteo puntilloso para que actúe como secretario de Clío, e inicia un comercio al por mayor de épocas y masas; y, entonces, ay del individuum particular, con sus dos pobres ues, que grita desesperadamente en medio de la densa vegetación de causas económicas. Por suerte tales leyes no existen: un dolor de muelas puede costar una batalla, una llovizna cancelar una insurrección. Todo es fluido, todo depende del azar, y fueron en vano todos los esfuerzos de aquel burgués avinagrado con pantalones victorianos a cuadros, autor de Das Kapital, fruto del insomnio y de la jaqueca.

p. 66:
Una vez él le llevó un pequeño volumen de Gumilyov, el poeta de la entereza; tal vez valía la pena comprobar si las páginas habían sido cortadas y si el libro estaba quizás en la mesita de noche.

p. 71:
… este decrépito charlatán, poco dispuesto a mantener oculto ni tan sólo un grano de los silos de su experiencia…

p. 86:
La medianoche pronto cerraría por completo el ángulo agudo de las horas…

p. 101:
La calle se prolongaba en el espejo lateral contiguo al escaparate, pero no era más que una prolongación ilusoria: un coche que había pasado de izquierda a derecha desapareció repentinamente, si bien la calle lo esperaba imperturbable; otro coche que se había estado acercando en sentido contrario, desapareció también: uno de los dos había sido sólo un reflejo.

p. 102:
Es espantoso cuando la vida real de pronto resulta ser un sueño, pero ¡cuánto más espantoso cuando lo que uno ha creído que era un sueño -fluido e irresponsable- de pronto empieza a cuajarse como realidad!

p. 107:
Me he dado cuenta de que la única felicidad en este mundo consiste en observar, espiar, acechar, escudriñarse a uno mismo y a los demás, no ser más que un gran ojo, ligeramente vítreo, algo inyectado en sangre, imperturbable. Juro que esto es la felicidad.

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