Diario de un viejo cabezota
22/12/2020 Comentarios desactivados en Diario de un viejo cabezota
Pablo Martín Sánchez, Diario de un viejo cabezota (Reus, 2066), Acantilado, Barcelona, 2020.
Las tramas anbientadas en el futuro
tratan de las cosas que asustan en el presente.
En realidad, no tratan sobre el futuro.
LIONEL SHRIVER, Los Mandible
Y me acuerdo también de que alguien dijo que aquello que situábamos en el futuro trataba siempre de lo que nos producía pánico en el presente.
Enrique Vila-Matas
De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, sólo deseo recuperar la disponibilidad cotidiana de mi escritura, líneas capaces de cogerme del pelo y levantarme cuando mi cuerpo ya no quiere aguantar más.
Roberto Bolaño
Me he levantado de la cama y he encendido la vela para dejar constancia de un pensamiento que me ha asaltado en mitad de la noche: ¿y si este diario fuese la tercera parte de aquella trilogía que nunca terminé?
Con las credenciales de OULIPO y las bendiciones de Vila-Matas, Pablo Martín Sánchez se ha convertido en un escritor de moda. Esta novela es la tercera y última de lo que se podría llamar una “trilogía del yo”. En la primera hacía referencia a su nombre (Pablo Martín Sánchez, el anarquista que se llamaba como yo), en la segunda al día de su nacimiento (Tuyo es el mañana), y en esta al lugar en el que nació, Reus (Diario de un viejo cabezota). En muchos aspectos, esta novela, al igual que las anteriores, sigue la inconfundible estela de Georges Perec, a quien hay incluso referencias explícitas. Perec escribió un libro, La disparition, sin utilizar la letra “e” en ningún momento… Pablo Martín Sánchez compone un “poema irracional” en el que las palabras tienen un número de letras que se corresponde con cada uno de los decimales del número pi…
Pablo Martín Sánchez no es nuevo en esta biblioteca. Tuyo es el mañana me pareció buenísima. No ocurrió lo mismo con El anarquista que se llamaba como yo, plagada de referencias históricas y de personajes de semificción. Leí ambas novelas en el orden inverso al de su escritura y publicación. Quizá este fue el fallo. Esperaba otra cosa. Esta tercera novela de Pablo Martín Sánchez, leída en el momento adecuado, el que estamos viviendo, a pesar de tratarse de una distopía, a las que no soy muy aficionado, consagra en mi particular altar doméstico a Pablo Martín Sánchez en un puesto distinguido. Vuelve a sorprender con innumerables referencias a personajes, fechas y acontecimientos, tanto del pasado como del futuro, reales, imaginarios, semirreales o semiimaginarios… Las novelas distópicas solían ser hasta ahora difícilmente creíbles. Esta novela, en cambio, es totalmente creíble. El momento histórico que estamos viviendo hace pensar que lo que cuenta Pablo Martín Sánchez en esta novela puede ser incluso peor.
Notas de lectura:
p. 11:
Lo llamo diario impropiamente, y no porque no tenga el firme propósito de escribir todos los días mientras esté postrado en esta cama del antiguo pabellón de epilépticos, sino porque lo hago en las hojas en blanco del libro que la doctora Lourenço me ha traído esta tarde para que me distraiga: el Diario de un loco de Gógol.
p. 20:
Al principio he pensado en aprenderme cada día uno de los haikus que aparecen en el poemario Hay cus, de la reusense Meritxell Salvadó […] tiene la particularidad (como era de prever) de que en todos los poemas hay por lo menos una Q.
Qué curioso es
que no es nada difícil
que siempre haya cus
Qué tarde llegas
querida primavera
tú tan esquiva
p. 21:
… he decidido que me voy a ejercitar de una manera más irracional, inspirado por otro de los libros que me bajó la doctora Lourenço del altillo: La poesía de los números, de Daniel Tammet, que incluye los 22514 primeros decimales de pi con los que el autor logró el récord europeo de memorización.
p. 24:
… no soporta el contacto físico con otras personas (lo que se conoce como hafefobia). Afortunadamente para él, la gente ya no se toca al saludarse.
p. 27:
… que hiciera el favor de ponerse la mascarilla para hablar con forasteros…
p. 30:
Entre los libros que me ha traído Audrey hay uno cuyo título me ha llamado la atención, devolviéndome a mis años de adolescencia: De Prim a Plim, de un tal Josep Baiges. ¡Ah, el Plim, la fantasía de frutas que solo se bebía en Reus y alrededores!
p. 31:
Pero quizá lo que me ha resultado más curioso del libro es una referencia a un viejo videoclip de Joan Masdéu, titulado “Dies sabàtics”, y no tanto por haberme traído a la memoria al que fuera el cantante de Whiskyn’s […] sino porque el vídeo lo muestra en un Reus fantasma donde él es el único superviviente, anticipándose en medio siglo a lo que ha acabado pasando…
p. 31:
Me gusta oler los libros viejos. Aunque “me gusta” se queda corto: es una auténtica manía, una obsesión, un vicio, De hecho, da igual que el libro sea viejo o nuevo, antes de empezar a leerlo no puedo resistir la tentación de introducir la nariz entre sus pliegos, lo más hondo posible, allí donde las hojas se adentran en los intersticios del lomo. Establezco así una relación íntima con el libro, casi me atrevería a decir que carnal, táctil y olfativa a la vez: mientras las aletas y la punta de la nariz rozan el papel y descifran su textura, el nervio olfativo percibe los efluvios de la tinta, de la cola, de la fibra, de los hongos, y lanza al cerebro unos mensajes que dejan en evidencia a Proust y a su magdalena.
p. 34:
… proponían endurecer las medidas de seguridad: obligatoriedad de la mascarilla y respeto de una distancia mínima de tres metros para hablar con forasteros…
p. 54:
… se han ofrecido voluntarios para cavar un hoyo en la rotonda, a los pies de la estatua que hay frente a la entrada principal del Pere Mata, erigida hace décadas para celebrar el centenario de la institución. La estatua representa a una mujer joven y atlética, de hermosos pechos desnudos, cubierta tan solo con una capa y con los brazos levantados al cielo, sosteniendo una antorcha.

Institut Pere Mata – Estatua conmemorativa del centenario de la fundación 1896-1996
p. 73:
¿Por qué no compones un poema? ¿Un poema? Sí, es un método mnemotécnico muy divertido: escribes un texto donde el número de letras de cada palabra coincida con los decimales de pi, como en el popular “Con 1 hilo y 5 mariposas se pueden hacer mil cosas”, que te da los diez primeros decimales (si escribes los números con cifras, claro). Aunque a mí me gusta más un poema francés, que además es autorreferencial y te da veintidós decimales: “Que j’aime à faire apprendre ce nombre utile aux sages! / Immortel Archimède, artiste ingénieur, / qui de ton jugement peut priser la valeur?”
p. 91:
Se ha escrito mucho sobre las relaciones entre padres e hijos a través del fútbol, pero sin duda uno de los libros más interesantes sobre el tema sigue siendo el clásico Fútbol. La vida en domingo, escrito por mi cuñado Pablo Nacach…
p. 98:
… había algunos tan interesantes como el Diario de un seductor, Soren Kierkegaard, o una Historia de la mierda, de Dominique Laporte…
p. 101:
Que se llama petricor. ¿El qué? El olor a tierra mojada.
p. 108:
Alguien me dijo una vez que no es lo mismo un optimista-pesimista que un pesimista-optimista: el optimista-pesimista es el que dice “El futuro será maravilloso, pero yo no lo veré”, mientras que el pesimista-optimista es el que dice: “El futuro será una mierda, pero yo no lo veré”.
p. 108:
… solía decir que el mundo se divide en tres tipos de personas: los optimistas, los pesimistas y los realistas, y que la única diferencia entre los pesimistas y los realistas es que estos tienen pruebas.
p. 116: (El autor del libro es Miguel González Purroy)
… he encontrado una selección de diarios de enfermos mentales, como el Diario de un esquizofrénico, de un tal Urbegi, publicado a principios de siglo por una editorial bilbaína de extrañísimo nombre, Desclée de Brouwer; o el Diario de una joven bipolar a ratos, de Carolina Bofill…
p. 119:
No he encontrado el libro que buscaba, pero he encontrado algo mejor: un trabajo de final de carrera de un tal Guillem Colom titulado Institut Pere Mata. Pavelló de Serveis Generals.
p. 129:
¿Dos entradas para asistir al último montaje de El espacio vacío, de Peter Brook, en la sala de actos? ¿Una visita guiada al almacén y a la carpintería? ¿Un libro titulado Boix per tu, que encontraste en el altillo y que está ambientado en el Pere Mata?
p. 141:
Me he puesto a pensar en cuántas cosas se perderán cuando nuestra generación desaparezca y he decidido pasarme la tarde imitando a Georges Perec, quien a su vez imitó a Joe Brainard, quien a su vez imitó vete tú a saber a quién…
p. 141:
Me acuerdo del pegamento Imedio.
Me acuerdo de las gomas Nata y de los lápices Alpino.
Me acuerdo de los estuches de hojalata.
Me acuerdo de los papelitos de tipex que usábamos para enmendar los errores de las máquinas de escribir.
[…]
Me acuerdo de cuando hacíamos capitanes para elegir los equipos de fútbol.
[…]
Me acuerdo del “Vamos a la cama que hay que descansar”.
Me acuerdo del “Continuará…”.
p. 149:
… el mandato de Stendhal de escribir al menos veinte líneas al día, un mandato que el escritor Harry Mathews cumplió al pie de la letra durante algo más y acabó publicando un libro con el ineludible título de Veinte líneas por día.
p. 155:
Me he levantado de la cama y he encendido la vela para dejar constancia de un pensamiento que me ha asaltado en mitad de la noche: ¿y si este diario fuese la tercera parte de aquella trilogía que nunca terminé?
p. 155:
… me he despertado con ganas de llevarle la contraria a Adorno, de demostrarle que la poesía no es un acto de barbarie bajo ninguna circunstancia, más bien todo lo contrario: es el último reducto de resistencia que nos queda cuando todo parece condenado al desastre.
p. 161: (Los rotuladores con tinta fluorescente fueron desarrollados y comercializados en Alemania por Günter Schwanhäußer de Schwan-Stabilo en 1971)
De pronto, al abrir uno de los volúmenes para expoliarlo impunemente, ha caído un papel y, al iluminarlo, he visto que se trataba de un recorte de periódico sobre una conferencia pronunciada por Salvador Dalí en el Parque Güell de Barcelona. Encabezando el artículo, había unas delirantes declaraciones del padre del método paranoico-crítico: “El Generalísimo Franco es el mejor Jefe de Estado que existe en Europa”. Quien fuera que se hubiese tomado la molestia de recortar el artículo había tenido la deferencia de respetar la fecha de publicación y el nombre de la cabecera, pero el paso de los años había borrado la tinta y no resultaba sencillo descifrarlos. Como el libro que tenía entre las manos era una biografía del pintor Marià Fortuny publicada en 1962 por la Asociación de Estudios Reusenses, he imaginado que la conferencia de Dalí debía de datar de esa época y hacer referencia en algún momento al autor de La vicaría. Al fijarme mejor en el recorte, apolillado y amarillento, me he dado cuenta de que había un pasaje resaltado de manera apenas perceptible con marcador fluorescente, una frase indiscutiblemente genial de Dalí que decía: “El pintor Mariano Fortuny es un genio; yo, también. El arquitecto Antonio Gaudí es un genio; yo, también. Prim, Fortuny y Gaudí son de Reus; yo, también. Yo también porque, como escribió otro también genial filósofo, Francisco Pujols, en nuestro país hay gente que sin ser de Reus, casi lo parecen”.
p. 166:
Me convertí en un escritor del no, por utilizar la fórmula popularizada por Enrique Vila-Matas, que llegó a decir de mí (sin sospechar que no tardaría en convertirme en un Bartleby de las letras) que era un digno sucesor de Sterne y de Perec. Creo que fue el propio Vila-Matas quien afirmó que dejaría de escribir cuando no tuviese enemigos…
p. 171-172:
Hay fechas que no se olvidan. Como algunos números de teléfono y algunos poemas. Como ese de Gabriel Ferrater […] hay poemas cuya belleza excede al intelecto y no necesitan ser comprendidos para calarte de emoción hasta los huesos. Se titulaba “La mala missió” y decía así:
Hi ha un pou pavonat blau com el canó del revòlver que vas mirar de nen. Hi ha falgueres molt altes i el tambor del sol bat lluny i feble. Hi ha un ocell estarrufat i verd i groc i bàrbar com un tapís de ploma asteca, i crida: més llum, sempre més llum i és per colgar-se més sota terra. I tu la cercaries fins a l'última pols entre fulles eixute s i arrels aspres però fetes a la mesura de la mà que estreny. Hi ha un fres de móres negres i les nous són crustacis podrint-se, llefiscosos i dolents com les llàgrimes. Dins, tot això. Però no hi entraràs. No saps cap on tirar. Fa tant de temps que van donar-te les direccions. Atorollat, has perdut els camins i no tens esma. T'asseus, i recordes que et van parlar d'un pou, no de camins.
p. 182:
… se le caería la cara de vergüenza ajena. O, como dijo Cristina Fernández Cubas al recoger el Cervantes, de alipori.
«Quizá la primera vez que entendíamos en carne propia el verdadero alcance de la palabra alipori».
Cristina Fernández Cubas, La habitación de Nona
p. 195:
Como decía Roland Barthes, escribir no es una gracia, es escritor quien quiere serlo. Pero yo nunca quise ser escritor, simplemente me gustaba escribir. Así que nunca fui escritor, simplemente escribí. Un buen día se me quitaron las ganas y dejé de hacerlo.
p. 199:
No es que quiera convertir este diario en un vademécum de todos mis males, en una terapia para exorcizar mi hipocondría, como en aquella maravillosa novela del hoy tristemente olvidado Daniel Pennac, titulada Diario de un cuerpo, donde el protagonista se dedicaba a dejar constancia de todo lo que tenía que ver precisamente con su organismo.
p. 200:
De hecho, es la gran paradoja de la medicina desde tiempos inmemoriales: que los fármacos no son como el gato de Schrödinger, no pueden tomarse y no tomarse a la vez, así que nunca sabremos qué habría ocurrido de haber escogido la opción contraria.
p. 231:
Pero los hay más cabezotas que yo, según parece.
p. 243:
De las biografías de reusenses ilustres solo me quedaba por hincarle el diente a la del poeta Gabriel Ferrater, que se suicidó poco antes de cumplir los cincuenta años, tal como le prometió a su amigo Jaime Salinas con el argumento de que no quería oler a viejo. […] En realidad, más que una biografía al uso, se trata de una biografía novelada, como demuestra el propio título, alejado de los parámetros habituales. Una sola letra, seguida de un punto: F. Escrita por el novelista, poeta, traductor y periodista Justo Navarro a principios de siglo…
p. 245:
Supongo que viendo el poco futuro que me queda y el tenebroso presente, prefiero regodearme en el pasado. O quizá es que en el fondo, como decía mi paisano Ferrater, si “hay personas que viven de cara al futuro, yo soy de las que viven de cara al pasado: pienso en saber de dónde vengo y cómo he llegado hasta donde estoy”.
p. 245-246: (El poema “La mala missió” fue publicado en el libro Da nuces pueris, en 1960)
… me he llevado una sorpresa al encontrar el poema que transcribí de memoria hace unas semanas, “La mala missió”. No he podido resistir la tentación de contrastar el poema de mi recuerdo con el poema real. Me gustaría decir que no difieren ni una coma, aunque sean distintos, como en aquel relato de Borges (¡otra vez Borges!) donde un escritor del siglo XX, llamado Pierre Menard, pretende escribir de nuevo El Quijote, sin cambiar una palabra, aunque inevitablemente su lectura (su interpretación) sea distinta. Pero no: mi memoria tenía sus lagunas. Para empezar, la distribución de los versos es completamente distinta (en el original todos son decasílabos), lo cual quiere decir que no me aprendí el poema como debe aprenderse un poema: con sus pausas versales. Pero es que incluso me dejé un par de fragmentos. Este es el verdadero poema de Gabriel Ferrater, perteneciente a Les dones i els dies:
Hi ha un pou pavonat blau com el canó
del revòlver que vas mirar de nen.
Hi ha falgueres molt altes, i el tambor
del sol bat lluny i feble. Hi ha un ocell
estarrufat i verd i groc i bàrbar
com un tapís de ploma asteca, i crida
més llum, sempre més llum, i és per colgar-la
més sota terra. I tu la cercaries
fins a l’última pols, per entre fulles
caigudes i arrels aspres però fetes
a la mesura de la mà que estreny.
Hi ha un fres de móres negres, i les nous
són crustacis podrint-se, llefiscosos
i dolents com les llàgrimes. Hi ha troncs
que exsuden. Hi haq metall d’èlitres vius.
Dins, tot això. Però no hi entraràs.
No saps cap on tirar. Fa tant de temps
que van donar-te les direccions.
Atorollat, has perdut els camins
i no tens esma. T’asseus, i recordes
que et van parlar d’un pou, no de camins.
Gabriel Ferrater, Da nuces pueris, 1960
p. 259:
Como escribió Jean-Paul Sartre en La náusea, que ayer empecé a leer, “eso es precisamente lo que hay que evitar, no inventarse cosas extrañas donde no las hay. Yo creo que el gran peligro cuando uno escribe un diario íntimo es ese: exagerarlo todo, estar al acecho, forzar continuamente la verdad”.
p. 261:
¿O acaso vamos a plantar cara a quien pretenda expulsarnos, como si fuéramos Bradley Cooper y Daniel Radcliffe en Dos hombres y un destino? Me quedé mirándola muy serio y le dije: prefiero la de Paul Newman y Robert Redford.
p. 266:
Entonces volví a demostrar mi proverbial cabezonería…
[…]
… me había dicho que era un cabezota y un egoísta…
p. 270:
La jugada es de tahúr, por no decir de trilero: me invento a Dios y luego digo que es él quien nos ha inventado a nosotros. No adjunto ninguna prueba de su existencia y me saco una carta de la manga llamada fe. ¿No es maravilloso? En realidad, lo inteligente es creer en Dios. Aunque solo sea por una cuestión de coste-beneficio. Diría que fue Pascal quien lo demostró, con un argumento que parece anticiparse a la teoría de juegos. Podemos creer o no creer en Dios: si creemos en Dios y Dios existe, iremos al cielo; si creemos en Dios y Dios no existe, no ganamos nada. Por el contrario, si no creemos en Dios y Dios no existe, tampoco ganamos nada; pero si no creemos en Dios y Dios existe, nos condenamos al infierno. Conclusión: por pequeña que sea la probabilidad de que Dios exista, compensa creer en ella, pues las ganancias que pueden obtenerse superan con creces la apuesta.
p. 271:
Pero para entonces yo ya había decidido hacerme de la Real Sociedad…
p. 273:
El Institut Pere Mata fue diseñado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner como un complejo de edificios separados entre sí por grandes espacios abiertos que favorecieran la higiene, el orden y la armonía. […]
p. 274:
La joya de la corona del pabellón es la Sala dels Tarongers, decorada con motivos cítricos y presidida por el lema de la institución: “De nou lluirà”.
p. 274:
Recuerdo que en mi juventud conocí a Javier Cercas. […] Fue entonces cuando me contó su teoría del punto ciego, desarrollada en un ensayo titulado precisamente El punto ciego, que me envió a casa unos días más tarde. La teoría puede resumirse en que las buenas novelas (o por lo menos las novelas que le interesaban a Cercas y que él mismo escribía) no pretenden encontrar respuestas, sino formular de la manera más compleja posible preguntas que no tienen respuesta (o por lo menos que no tienen una respuesta unívoca). En realidad, podríamos decir que en las novelas de punto ciego la respuesta es precisamente la búsqueda de una respuesta, la pregunta en sí, como si en el centro de la novela hubiese una incógnita, un misterio, una sombra, un punto ciego que constituye el sentido último del libro. Si, como dejó escrito Gadamer (y esto no lo decía Cercas, esto lo añado yo), entender un texto significa descubrir la pregunta a la cual intenta dar respuesta, escribir una novela sería intentar arrojar algo de luz sobre ese punto ciego que la sustenta, aun a sabiendas de que no podremos iluminarlo por completo. […] Si empecé a escribir este diario no fue para dejar constancia de los tiempos convulsos que vivimos, ni para que las generaciones futuras puedan entender esta época descabellada y abominable. No, el motivo es más egoísta y más pragmático: si escribo este diario es para intentar entender por qué no me he ido aún del Pere Mata, por qué me empeño en seguir aquí caiga quien caiga.
p. 285:
He bajado del altillo con una treintena de hojas y dos libros bajo el brazo: El derecho a morir, de Ann Wickett; y El suicidio, de Émile Durkheim, en una vieja edición de 1976 tan ajada que la tapa se ha desprendido al sacar el libro de la caja. La ilustración de la cubierta es impactante: una mano, una cuchilla de afeitar y dos finos hilos de sangre.
p. 293:
… me ha venido a la memoria una vieja canción que algún día te pedí que pusieras en mi entierro, cuando aún estaba convencido de que habrías de sobrevivirme: “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, de Nacho Vegas. […] no puedo olvidar los primeros versos:
Es hora de recapitular
las hostias que me ha dado el mundo.
Hoy querrán oír mi último adiós…
p. 297:
… que soy cabezota hasta para cumplir mis promesas.
p. 299:
Por un momento tuve la sensación de estar emulando a Dante en su bajada a los infiernos, con la diferencia fundamental de que en aquel particular averno en que se había convertido Reus yo no tenía la compañía de un Virgilio que me mostrara el camino.
p. 316:
No sé quién dijo que todo diario es un lento suicidio.
p. 324:
… pronunciando la primera frase de la obra, que decía: “Buenas noches, mariposas y difuntos…”.
p. 335:
… me ha permitido recordar quién dijo la frase lapidaria que dejé anotada el otro día, aquello de que todo diario es un lento suicidio: el ínclito Gregorio Marañón, citado a su vez por el escritor peruano Julio Ramón Ribeyro en La tentación del fracaso…
p. 342:
… yo estaba en el salón, tumbado sobre la alfombra y leyendo La vida instrucciones de uso, la novela de Georges Perec que me llevaría a cambiar el teatro por la literatura.
p. 346:
Durante la cena, Naisha me ha sorprendido recitando un poema de Eugenio Montale […] parece hecho adrede para nosotros dos, pues habla de la vejez y de la ceguera. […]
Ho sceso, dandoti il braccio, almeno un milione di scale
e ora che non ci sei è il vuoto ad ogni gradino.
Anche così è stato breve il nostro lungo viaggio.
Il mio dura tuttora, nè più mi occorrono
le coincidenze, le prenotazioni,
le trappole, gli scorni di chi crede
che la realtà sia quella che si vede.
Ho sceso milioni di scale dandoti il braccio
non già perché con quattr’occhi forse si vede di più.
Con te le ho scese perché sapevo che di noi due
le sole vere pupille, sebbene tanto offuscate,
erano le tue.
p. 347:
Ayer terminé transcribiendo a Montale y hoy empiezo acordándome de Terencio: senectus ipsa est mortus (la vejez es en sí misma una enfermedad).
p. 364:
la trempera matinera no és trempera vertadera, és trempera pixatera…
p. 364:
Existe una versión castellana, en boga a finales del siglo XX pero hoy en día en desuso, que dice: “Alzamiento matinal no es alzamiento real, es alzamiento orinal”.
p. 365:
… no me vaya a pasar como a don Alejandro. ¿Como a quién? Como a don Alejandro Campos, el inventor del futbolín, que perdió la patente al cruzar los Pirineos, mientras huía de una España tomada por los nacionales, y le copiaron el invento.
p. 366:
Viejo cabezota, murmuró.
p. 368:
Creo que fue Gustavo Adolfo Bécquer quien dijo que la soledad es muy hermosa cuando hay alguien a quien contársela.
p. 370-371:
… he decidido seguir escribiendo el poema irracional […] He añadido quince palabras y me he puesto al día:
Voy a amar a quien consienta al adulto
decir sin rubor palabras sencillas.
¿Cuántas estrellas hay en los confines?
¿Cómo desear la mísera vida?
Sin más enemigos que la pobreza,
combatiré tanta palabrería.
La libertad anhelada será,
a propósito, colosal y exigua,
venciendo las perversas vanidades.
Por doquier viajo y, provocando grima,
descubro la insufrible estupidez.
Procuro huir, esfumarme unos días,
salir corriendo de las emboscadas,
sortear rencores y rabias, iras,
relaciones ávidas de promesas
inanes, de candorosas mentiras,
ambientes corruptos, destinos llenos
de condenas espantosas sin vías
posibles de huida. Sin otro yo
(y/o), ¿alguien compondría poesía
efímera?
No sé qué ocurrirá mañana, pero podría terminar aquí el poema, en mitad del verso, abruptamente. Desde luego, no pasará a la historia de la literatura, pero que la última palabra sea “efímera”, tratándose de un poema potencialmente infinito, me parece un genial guiño del des(a)tino.
Voy a amar a quien consienta al adulto
3 1 4 1 5 9 2 6
decir sin rubor palabras sencillas.
5 3 5 8 9
¿Cuántas estrellas hay en los confines?
7 9 3 2 3 8
¿Cómo desear la mísera vida?
4 6 2 6 4
Sin más enemigos que la pobreza,
3 3 8 3 2 7
combatiré tanta palabrería.
9 5 0
La libertad anhelada será,
2 8 8 4
a propósito, colosal y exigua,
1 9 7 1 6
venciendo las perversas vanidades.
9 3 9 9
Por doquier viajo y, provocando grima,
3 7 5 1 0 5
descubro la insufrible estupidez.
8 2 0 9
Procuro huir, esfumarme unos días,
7 4 9 4 4
salir corriendo de las emboscadas,
5 9 2 3 0
sortear rencores y rabias, iras,
7 8 1 6 4
relaciones ávidas de promesas
0 6 2 8
inanes, de candorosas mentiras,
6 2 0 8
ambientes corruptos, destinos llenos
9 9 8 6
de condenas espantosas sin vías
2 8 0 3 4
posibles de huida. Sin otro yo
8 2 5 3 4 2
(y/o), ¿alguien compondría poesía
1 1 7 0 6
efímera?
7
3
1 4 1 5 9 2 6 5 3 5
8 9 7 9 3 2 3 8 4 6
2 6 4 3 3 8 3 2 7 9
5 0 2 8 8 4 1 9 7 1
6 9 3 9 9 3 7 5 1 0
5 8 2 0 9 7 4 9 4 4
5 9 2 3 0 7 8 1 6 4
0 6 2 8 6 2 0 8 9 9
8 6 2 8 0 3 4 8 2 5
3 4 2 1 1 7 0 6 7
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