Tuyo es el mañana
21/01/2019 Comentarios desactivados en Tuyo es el mañana
Pablo Martín Sánchez, Tuyo es el mañana, Acantilado, 2016.
Habla, pueblo, habla,
tuyo es el mañana.
Habla y no permitas
que roben tu palabra…
Miembro de OULIPO (Ouvroir de Littérature Potentielle), Pablo Martín pone en práctica una literatura que podría calificarse como hipertextual, consistente en “el arte de combinar fragmentos”, que precisamente es el título de su tesis doctoral, y que si es hipertextual es principalmente porque obliga a una lectura hipertextual.
Desarrolla una historia de ficción, ocurrida en un solo día, el 18 de marzo de 1977, enmarcada en numerosas referencias y datos reales correspondientes a hechos ocurridos en aquel mismo día, precisamente el día del nacimiento del autor. Los hechos reflejan la situación política del momento, cuando todavía no habían transcurrido dos años de la muerte de Franco, caracterizada por la movilización social a favor de la amnistía, las respuestas policiales, la lucha armada revolucionaria, las resistencias de las clases privilegiadas frente a cualquier posible cambio democrático…
Por otra parte, se trata de una novela muy teatral, que incluso contiene referencias explícitas al teatro, como cuando se refiere a una frase de una obra de teatro de Ibsen: “Olof acaba de citar a Ibsen sin saberlo. ’Siéntate, que tenemos que hablar’, Nora Helmer, Casa de muñecas, acto tercero. Así empieza el teatro moderno. Hasta entonces se hablaba de pie, como Dios manda.”
En definitiva, todo un descubrimiento de un autor que volveremos a visitar…
Una lectura hipertextual:
p. 15:
“Aquí quieren que olvidemos muchas cosas, ¿sabes? Pero no lo van a tener fácil. Para empezar, quieren que olvidemos cuatro décadas de dictadura. Y luego que olvidemos que hemos olvidado. Porque la amnesia es la única manera que tienen de perpetuarse en el poder y la memoria se ha convertido en nuestra forma de resistencia. Por algo, en griego clásico, verdad y olvido son palabras opuestas…”
p. 26:
“Quito el disco de Lluís Llach y busco uno de Quilapayún, […] y pongo la segunda canción, ‘Que la tortilla se vuelva’.”
“Cambio el disco de Quilapayún por uno de Jimmy Cliff, suena ‘Wonderful World, Beautiful People’…”
p. 32:
“Eleonora se rasca la cabeza y frunce los labios, haciendo ver que piensa. De pronto chasquea los dedos y desafina:
Tu mi fai girar, tu mi fai girar,
come fossi una bambola.”
p. 77:
“… hay croissants y pan tostado con tomate y fuet y una botella de Vichy y La Vanguardia de hoy, con una foto de Indira Gandhi en la portada.”
p. 79:
“El oficio de periodista cada vez se parece más al de novelista, con la diferencia de que a uno le pagan por mentir y al otro por decir la verdad…”
p. 80:
“Detrás de mí, una mujer riñe a su hijo. El chaval lleva un parche en el ojo y un ejemplar de la revista Don Balón, en cuya portada aparece el Cristo de Velázquez con la cara de Johan Cruyff y un titular que reza ‘La semana de la Cruycifixión’.”
p. 81:
“… si algo nos ha enseñado la historia es que los hombres no hemos aprendido nada de ella.”
p. 101:
“Menudo sonrojo cada vez que alguien posa su mirada en la firma de ahí abajo y arquea las cejas como preguntándose quién será ese Otto Waltser, ese vulgar imitador de Ramón Casas.”
p. 113:
“… el mal nunca triunfa, porque cuando triunfa se llama bien.”
p. 121:
Habla, pueblo, habla,
tuyo es el mañana.
Habla y no permitas
que roben tu palabra…
p. 130:
“Olof acaba de citar a Ibsen sin saberlo. ’Siéntate, que tenemos que hablar’, Nora Helmer, Casa de muñecas, acto tercero. Así empieza el teatro moderno. Hasta entonces se hablaba de pie, como Dios manda.”
p. 130:
“Sobre la mesita hay un ejemplar de El País y alguien ha rodeado con rotulador rojo una noticia de la portada: ‘Creación de la Brigada Nacional Antiterrorista’.”
p. 131:
“El Pampa masculla algo, pero sólo alcanzo a entender un nombre: Billy el Niño. No quiero ni imaginar lo que debieron de hacerle en Vía Layetana. Lo peor de la tortura es que llega un momento en que te sientes liberado de la responsabilidad de defenderte y te abandonas.”
p. 138:
“… no puedo dejar de recordar lo que decía mi madre: que siempre se agradecen las visitas (si no es cuando llegan, cuando se van).”
p. 148:
“Pero ¿cómo va a ser falso un billete con la cara de la Fuensanta, si no hace falta más que mirarla a los ojos para saber que no te miente? […]
Julio Romero de Torres
pintó a la mujer morena,
con los ojos de misterio
y el alma llena de pena…»
p. 177:
“En la guantera hay unas gafas de sol, un paquete de Bisontes vacío y un par de revistas: la última Interviú, con una foto de Bárbara Rey en portada comiéndose un racimo de uvas, y el Cambio 16 de hace un par de semanas, con un chaval de doce o trece años levantando el puño bajo un titular que reza ‘Ya somos mayores’.”
p. 186:
“… se acerca al tocadiscos, pone un vinilo, suenan las Danzas húngaras de Brahms. Ay, cuánto voy a echar de menos estos momentos.”
Debe estar conectado para enviar un comentario.